En el caso del Distrito Norte de Illinois, las ceremonias suelen reservarse en una sala del piso 25 del edificio federal Dirksen, en el centro de la ciudad. Allí se celebran cientos cada año.
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El grupo de Sox Park prestó juramento ante el juez Marvin Aspen, que se situó en el home plate y portaba una gorra de los White Sox mientras dirigía al grupo durante el juramento de naturalización. El grupo se situó frente al montículo del lanzador sosteniendo banderas estadounidenses.
Puede que muchos de los que observan desde las gradas sean ciudadanos natos, dijo Aspen, pero el legado de los fundadores del país sigue vivo en aquellos que, como el grupo del South Side, «han tomado la decisión consciente, como hicieron nuestros antepasados, de formar parte de nuestra gran democracia.»
«Se ha comprobado que cada uno de ustedes es una persona de buen carácter moral», dijo el abogado de los White Sox, Sheldon Zenner, «y bien dispuesto para el buen orden y la felicidad de los Estados Unidos».
Después de prestar juramento, Aspen y el entrenador de los Sox, Pedro Grifol, se pasearon entre el grupo repartiendo gorras de los White Sox y estrechando manos.
«Muchas, muchas gracias», declaró Aida Pajarito, estrechando la mano del juez.
Pajarito, que cumple 81 años el 4 de julio, se trasladó a Illinois en 2008 tras jubilarse en Filipinas, donde trabajó como contadora del gobierno. Originalmente se trasladó a Des Plaines, donde tenía familia, pero desde entonces se mudó al South Side.
Imaginaba que hacerse ciudadana supondría una gran diferencia porque podría acceder a un seguro médico. «En Filipinas, si no tienes dinero, te mueres», dice.
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